Este libro es el resultado de un intrépido proyecto que reunió a un grupo de gente muy diversa en torno a unos talleres en los que se buscaba poner en perspectiva a Colombia. El objetivo fue producir diferentes obras que hicieran un retrato de la sociedad colombiana actual desde adentro, pues para sus curadores es claro que son los ciudadanos quienes gozan del entendimiento y las experiencias personales del lugar que habitan, es decir, qué mejor cartógrafo que un colombiano común que ha vivido a fondo su país.
Durante los talleres se investigaron las nociones actuales de la identidad colombiana, y se logró encontrar que si bien aún existe una voluntad por interpretar la violencia del país, las nuevas representaciones artísticas
también hacen un esfuerzo por captar algo de la esencia y el alma de los lugares habitados y apropiados por quienes viven en este territorio. Así, el Atlas subjetivo de Colombia revela que nuestra identidad se encuentra en
una encrucijada entre el compromiso sociopolítico y el escape poético, y además se convierte en una muestra de que el talento y una mente abierta son los que pueden dar a conocer y forjar nuevas maneras de resolver el conflicto o generar cambios, lo cual puede conducir hacia una sociedad más consciente y pacífica.
Siempre representamos el mundo que conocemos y siempre tratamos de darle una forma con la cual sea posible que los demás sepan dónde estamos ubicados o de qué estamos hablando. Lo que resulta preferible es lograr que cuando lo hagamos, utilicemos nuestros propios medios de expresión para hablar de lo que realmente nos toca, y no de abstracciones. Sirve más un mapa trazado por medio de identificación de sabores según región que uno de fronteras militarizadas según ciudadanía.
Del texto de presentación de Guillermo Vanegas