El concepto de lujo es subjetivo, para cada persona puede ser algo diferente. Suele asociarse con aquello excesivo, extravagante, costoso... Sin embargo, si tenemos en cuenta el ritmo de vida que llevamos, podría decirse que el verdadero lujo es tener tiempo para disfrutar de nuestros espacios, momentos de descanso y reflexión, la oportunidad de compartir con los seres que más queremos.
Nuestro día a día se ha convertido en una carrera interminable por cumplir tareas de una lista que parece no tener fin. Es importante detenerse, respirar profundo, mirar alrededor y buscar qué nos hace sentir bien. Muchas veces la felicidad está en las cosas más sencillas, y por lo general no es algo material. Se trata de momentos de paz. Puede ser el sillón donde tomamos una taza de café al amanecer junto a la ventana de una casa en silencio, o una tarde de lectura frente a la chimenea a compañados de una copa de vino.