Lejos del tópico que adscribe las ideas formuladas por Nietzsche en El nacimiento de la tragedia a la metafísica schopenhaueriana de la voluntad, este libro desentraña otros contextos a partir de los cuales emerge su primera filosofía, aventurándose en el génesis de sus tesis histórico-filológicas sobre lo dionisíaco. La cuestión del «Nietzsche, filólogo romántico» se convierte así en un problema de especial relevancia filosófica, en cuya resolución cabe atisbar cómo afloran ya motivos teóricos de madurez -así el de la voluntad de poder- en el pensamiento nietzscheano de juventud y en qué medida su crítica de la modernidad, antes que romántica y contrailustrada, proviene de una actitud radicalmente ilustrada.