La hermandad angélica, desde que se implantó la vida en este planeta, nos ha guiado y protegido con su esplendorosa luz.
Pidiendo su ayuda al invocarlos podemos curar nuestras enfermedades físicas y emocionales. También conseguir pequeños y grandes milagros y transformar el odio en amor puro. Defendemos de los ataques psíquicos, mantenernos sanos y fuertes.
Todos podemos hacerlo, en silencio, solo hay que tener fe y seguir las instrucciones que se encuentran en este libro.
Los abrazo con mis alas doradas.