Vera ha seguido siempre las reglas: ha vivido durante más de veinte años con la elegancia, la discreción y la dignidad exigidas a la esposa de un marqués. Pero ahora, a los cuarenta y cinco, recién separada y sin nadie que le dicte qué hacer, empieza a plantearse preguntas que nunca se había permitido.En medio de esta búsqueda aparece Antonio. Es más joven, de origen modesto y ajeno a su mundo. No es solo la atracción lo que los une, sino algo más profundo: la posibilidad de salirse del guion. Ese vínculo, tan improbable como provocador, será el detote de unos hechos que nadie anticipa.El exmarido de Vera no acepta que esta se haya rebelado, y lo que comienza como despecho se va convirtiendo en algo mucho más siniestro. Hay cosas que el marqués no soporta perder. Y algunas pérdidas, cuando se acumulan, pueden llevarte al límite.