CHÁVEZ MURIEL, HÉCTOR REYNALDO
Involucrarse en un estudio del concepto de sujeto en el pensamiento de Michel Foucault implica conocer al Foucault francés, el mismo que padece el influjo de los diferentes pensadores y escuelas de su tiempo, que logra liberarse del yugo intelectual de su época a partir de una transformación de su modo de ser que se refleja en su escritura, en el inicio de un nuevo proyecto que involucra lo impensado en el anterior. No es el abandono de una idea por otra; al contrario, lo característico en su pensamiento es la constante búsqueda de la explicación de lo que hoy parece ser un problema. En eso consiste, precisamente, el problematizar un concepto o una situación, preguntarse en qué momento tal cosa deja de ser lo que es y se convierte en problema; a quién conviene, pues, que algo hasta cierto momento aceptado pase al escrutinio. Esa es la actitud del filósofo, o mejor, la posibilidad de hacer filosofía, el saber, el lograr pensar el presente (la modernidad) desde la rareza de los hechos humanos. Es en esta perspectiva donde encontramos a primera vista un concepto de sujeto fragmentado, dividido, al cual hay que buscarle una forma como si se tratase de armar un rompecabezas. Un espacio negro y vacío nos permite realizar esta operación; para poder cambiar las fichas de lugar se hace necesario tener un espacio que posibilite el mismo movimiento. Ese espacio adquiere el nombre de êthos: el modo de ser del sujeto que se transforma en su relación con la verdad, el poder y la libertad. Se configura una imagen que debe ser revisitada constantemente, no con la esperanza de llegar el los idilios sin sombras, sino con la promesa de una búsqueda constante por encontrar una ética para relacionarnos con nosotros mismos y con el mundo de una forma distinta.En eso consiste, precisamente, el problematizar un concepto o una situación, preguntarse en qué momento tal cosa deja de ser lo que es y se convierte en problema; a quién conviene, pues, que algo hasta cierto momento aceptado pase al escrutinio. Esa es la actitud del filósofo, o mejor, la posibilidad de hacer filosofía, el saber, el lograr pensar el presente (la modernidad) desde la rareza de los hechos humanos. Es en esta perspectiva donde encontramos a primera vista un concepto de sujeto fragmentado, dividido, al cual hay que buscarle una forma como si se tratase de armar un rompecabezas. Un espacio negro y vacío nos permite realizar esta operación; para poder cambiar las fichas de lugar se hace necesario tener un espacio que posibilite el mismo movimiento. Ese espacio adquiere el nombre de êthos: el modo de ser del sujeto que se transforma en su relación con la verdad, el poder y la libertad. Se configura una imagen que debe ser revisitada constantemente, no con la esperanza de llegar el los idilios sin sombras, sino con la promesa de una búsqueda constante por encontrar una ética para relacionarnos con nosotros mismos y con el mundo de una forma distinta.Un espacio negro y vacío nos permite realizar esta operación; para poder cambiar las fichas de lugar se hace necesario tener un espacio que posibilite el mismo movimiento. Ese espacio adquiere el nombre de êthos: el modo de ser del sujeto que se transforma en su relación con la verdad, el poder y la libertad. Se configura una imagen que debe ser revisitada constantemente, no con la esperanza de llegar el los idilios sin sombras, sino con la promesa de una búsqueda constante por encontrar una ética para relacionarnos con nosotros mismos y con el mundo de una forma distinta.