Los poemas de Tigre no carne exploran la complejidad de las relaciones humanas y cuestionan el lugar de lo masculino en el mundo. A través de la ficción, un mundo a la vez tierno, extraño e incómodo emerge y nos permite reconocer aquellos síntomas sobre los que Nicolás Montaño Caro vuelve una y otra vez para buscar el lugar del cuerpo en la materia del mundo y del lenguaje.