Los poemas de Lucía Estrada nos sugieren otro modo de descifrar la vida, de conocer el mundo, de disponer del espíritu, de servirnos de las claridades de la poesía. Si son claras sus intenciones para el lector, si no lo son, no son estas las incógnitas principales de su escritura. Tampoco pretenden sus poemas exagerar su autenticidad cuando, en su auto contemplación, van tras la sombra de un imposible. Dice ella con Rainer María Rilke, escritor que la esmeró en la búsqueda de sus visiones poéticas: «Tengo un interior que ignoraba. Ahora todo se dirige a él. No sé lo que allí ocurre».
A la poesía de Lucía Estrada la mueve el enigma que la oculta.