El populismo ha desatado el caos en la política de Estados Unidos y de Europa. Donald Trump es el presidente de la primera potencia mundial. Gran Bretaña ha salido de la Unión Europea y en países como Francia, Alemania, Italia, Suecia y España los partidos populistas, aunque no han llegado al poder, han transformado profundamente el sistema.
El populismo no es una ideología, sino una lógica, una manera de pensar en la política. Puede ser de izquierdas o de derechas, pero siempre se basa en el recelo por las viejas instituciones, la exigencia de unos objetivos imposibles y el enfrentamiento entre lo que se considera el pueblo y una detestada élite.