Aunque con algunos trozos irremediablemente perdidos, la obra permite apreciar el rompimiento con los moldes de la narrativa colombiana, en un grado hasta ese entonces desconocido. Además de un acendrado talento literario, que salió a flote en su novela inicial, Cuatro años a bordo de mí mismo, Zalamea Borda ostenta el mérito indisputable de haber sido el primero en reconocer e impulsar el potencial literario de escritores como García Márquez, Mejía Vallejo o Álvaro Mutis.
Por muchos años se pensó que el manuscrito original de Cuarta Batería, la segunda novela de Eduardo Zalamea Borda, había desaparecido en el incendio de El Espectador de 1952. Como el ave Fénix, renace para ocupar el puesto que le corresponde en el panorama de la literatura colombiana, narrando la historia rural y citadina a través de los ojos de un niño de catorce años en los turbulentos años veinte.