La historia empresarial detrás de un hombre que basó su estrategia en la felicidad.
Samuel Azout, reconocido empresario y filántropo, quien durante 10 años trabajó como presidente de Carulla Vivero SAS, hace un perfil de Alberto, su padre, un visionario que se anticipó a conceptos y temas que hoy son fundamentales en las grandes empresas: desde la responsabilidad social cuando no existía el término hasta el valor compartido, desde la inversión social privada hasta el triple impacto. Don Alber, como lo llamaban sus empleados, construyó un legado que siempre estuvo ligado a su vida, a su fe, a su familia. Empleados felices: clientes felices, decía; y así fue como moldeó una cultura organizacional que comenzó con un modesto almacén en Barranquilla y que, en el año 2000, momento en que su Vivero se fusionó con Carulla, contaba con 156 locales en todo el país; siete años más tarde el Grupo Éxito adquiriría la mayoría de sus acciones.