El último soneto y nos vamos está escrito desde la perspectiva de un poeta que es a la vez forastero e hijo pródigo. Este libro cruza fronteras buscando captar una impresión sensorial de Bogotá, tan idiosincrásica como fugaz. Al retomar la propuesta formal que el poeta estadounidense Ted Berrigan presentó en su libro The Sonnets (1964), estos "sonetos" parten de una intervención en la forma, resaltando aspectos de su función y contenido histórico como legado de una memoria que empezó en Europa y se transformó en América. En un gesto hacia la lectura concebida como una forma de ubicarse en un espacio-tiempo particular, el lector se encontrará con poemas que se han compuesto como en un collage a partir de los versos de poetas colombianos de mayor y menor reconocimiento: Guillermo Valencia, Aurelio Arturo, Ciro Mendía y Antonio Caballero, entre otros.