La publicación de este libro es muy oportuna. Sale de la imprenta cuando calienta motores la próxima campaña electoral y de nuevo entra en los cálculos de los analistas el papel que van a cumplir en ella los políticos evangélicos, protagonistas de una abierta y novedosa intervención de la religión en la política. Inesperada para quienes pensaban que esta clase de intervención había quedado superada por el pacto del Frente Nacional que puso fin a los violentos enfrentamientos por motivos religiosos que atizaron el fuego de las guerras civiles del siglo XIX y de parte del XX.
La irrupción de los evangelistas en la escena política nacional desmiente esta creencia y trae a la luz pública una batalla aún más decisiva que las que suelen darse en términos electorales. La batalla que actualmente libran católicos y evangelistas por el alma de las mayorías populares, que con cada día que pasa se intensifica y encona. La batalla que sin embargo no ha merecido, con honrosas excepciones, la atención debida por parte de una intelectualidad que comparte, con buena parte del mundo académico, una indiferencia ante la misma, alimentada por la convicción de que la religión es un asunto privado y que su innegable fortaleza es producto de la ignorancia y el atraso que todavía padecemos.