«Por primera vez e su vida, ponía algo parecido a un orden en sus sentimientos e inmediatamente respiró un poco, cesó de ahogarse en ellos. Eran simples, pero se habían enredado, formaban un nudo, a falta de ser dibujados. ¿No sospecharía que se había equivocado al echar la soga tras el caldero y asegurar, sin haberle echado una mirada más atenta, que el mundo no es nada, que no tiene ninguna consistencia?»