El lector se reencontrará en estos cuentos desasosegantes con la argamasa que ha permitido al autor hacerse un nombre en el mundillo literario, donde es una rara avis, un creador puro, sin afectaciones ni imposturas, ajeno a etiquetas, cenáculos y modas. En su nueva obra se aúnan los guiños literarios y las señas de identidad marca de la casa: los desenlaces que quitan el hipo, los ambientes sórdidos y angustiantes, las arañas como metáfora del miedo que paraliza y ciertos trasuntos autobiográficos. Quienes se encandilaron con Fin tendrán motivos de alborozo. El mismo terror ciego, inaprensible, más insinuado que explicado, aparece aquí. A veces uno se asoma al abismo y ha de cerrar los ojos o dar un paso atrás porque siente como si un poder oscuro le atrajera al vacío con la fuerza de un imán. Eso sucede con estos cuentos.
Domingo Marchena, La Vanguardia
David Monteagudo propone una personal mirada sobre nuestro mundo llena de interrogantes y sospechas. El rasgo capital de este libro es la versatilidad de su autor. En un extremo encontramos las formas de la fantasía: la ideación kafkiana (la historia de una inquietante araña en el techo), la fábula de lo paranormal imposible de ser explicado por la ciencia, o la obsesión revulsiva que lleva al rechazo paranoico de algo tan inocente como un globo con forma de caballito. En el extremo contrario tenemos la literatura de observación, aplicada a las ansias de notoriedad de un «escritor en ciernes». Si las anécdotas abarcan tan amplio espectro, lo mismo ocurre en los tonos y perspectivas. El autor enseña la vida como en un caleidoscopio y deja abierta su interpretación.
Santos Sanz Villanueva, El Mundo