Todo en él fue enseñanza. Las debilidades de su cuerpo perdieron toda jerarquía ante la fuerza y el ímpetu de su formidable espíritu, y ellas, lejos de avasallarlo, fueron dóciles a toda búsqueda, y el mundo, en su extensión y belleza, se rindió a sus pies. Desde el trono de su silla de ruedas hoy emblema del triunfo del espíritu sobre la materia, reconoció el gozoso placer de la vida y la generosidad de cada elemento de la naturaleza.
La palabra, en él, servía para encontrar otras palabras. El significado otra palabras. El significado descubierto se ofrecía como peldaño para el siguiente. Siempre supo que su oficio tenía algo que ver con la eternidad, puesto que aprender era la aventura alegre, en cuanto carecía de final.
La interpretación de la Constitución a partir de sus valores y principios, como consigna hermenéutica de Ciro, luego de más de veinticinco años de la producción de sus sentencias, se ha probado como la más eficaz fórmula para imponer la nueva concepción social y humana que se alojaba en la Carta y que con esperanza y rigor intelectual sembró este inolvidable juez de la república. Su anhelo, aún vigente, que deja en cada fallo marcado el rumbo de un país más justo y, por consiguiente, abierto al cambio y a la transformación que demanda la revolución prometida de los derechos humanos.
El ser del maestro se confunde en el misterio y la fascinación de la palabra.