Esta bitácora del duelo merece todos los adjetivos que merece un libro que vale la pena: es necesaria porque suma verdades a nuestra exploración del mundo; es lúcida porque retrata el sinsentido del conflicto armado de este país de países; es conmovedora porque es sobre la lealtad de un hijo con su padre asesinado; es fascinante porque cuenta, año por año por año, lo que ha estado pasando acá en estos tiempos extraños en los que por fin hemos estado tratando de acusar recibo de una guerra que repta y que crece como un incendio.
Ricardo Silva Romero