Las novedosas historias de fantasmas de Le Fanu, herederas directas de la tradición gótica que se crea en la segunda mitad del siglo XVIII, representaban uno de los primeros ejemplos del género de terror en su vertiente más moderna. Es el verdadero iniciador de este tipo de narraciones, y sus obras, olvidadas en un principio, con el paso del tiempo se han convertido en imprescindibles en las antologías de la literatura de terror y sobrenatural.
Carmilla fue una de las primeras obras que se escribieron sobre los vampiros y la precursora en su género de otras muchas obras que abordarían el tema, entre ellas el Drácula de Bram Stoker, adoptando las ideas y principios básicos de los que Le Fanu se valió para crear ese mundo de los no muertos. Le Fanu se basó para escribir su relato en la legendaria historia de la bella condesa Elizabeth Báthory, la Condesa Sangrienta, para crear a su hermosa Carmilla, la fascinante mujer vampiro, una dama procedente de la alta nobleza, aristócrata, de un elegante porte, melancólica, llamativa, reservada
