El arte del continente africano ocupa un lugar insólito en el concierto de las culturas mundiales. Alguna vez considerado "primitivo" por los invasores coloniales, hace tiempo que ha sido reconocido y elogiado por su sentido altamente desarrollado del diseño y la estética. Asimismo, el arte africano se interesa a menudo en cuestiones morales y espirituales vitales para la condición humana y tiene frecuentemente una función ritual o religiosa, sea en máscaras, figuras ancestrales, cerámicas, la cestería, la metalurgia o las armas. Las piezas de este volumen, mayormente datables sólo con dificultad, comienzan con una cabeza esculpida de Nigeria, que podría ser tan antigua como del siglo XII, y se extienden a un salero de Sierra Leona del siglo XV o el XVI hasta otras del XIX y el XX, a los que pertenecen la mayoría de las obras existentes. Con ejemplos de cada región del continente de Mali, la República Democrática del Congo y la República del Congo, así como de una docena de otros países, incluidos Madagascar y Sudáfrica, este libro demuestra la amplia variedad del arte africano, describiendo el trasfondo social y religioso sin el cual este arte, hoy crecientemente amenazado de extinción, no podría ser entendido.