Cuando Trudi se entera de que su marido, Rudi, está mortalmente enfermo, ella sugiere que ambos viajen a visitar a sus hijos en Berlín, pero sin revelarles el secreto. Como a Franzi y Karl no les interesan mucho ni les preocupan lo que ocurra con sus padres, Trudi y Rudi se marchan rumbo al Mar Báltico donde Trudi muere repentinamente. Rudi, fuera de balance y completamente tomado por sorpresa por la muerte de su mujer, descubre que la verdadera intención de Trudi era viajar a Japón donde ambos tendrían una vida totalmente nueva y diferente.