¿Bastan un beso robado, un salto desde un tren en marcha, la sombra de
una mujer que me rodea alrededor de una casa, una borrachera de media
tarde o las preguntas arriesgadas de una niña para conformar un mundo
que se baste a sí mismo y cuente la vida entera? Si quien escribe es
Alice Munro un simple adjetivo sirve para cruzar las fronteras de la
anécdota y colocarnos en el lugar donde nacen los sentimientos y las
emociones.
La gran autora canadiense nos sorprende de nuevo con Mi vida querida,
una colección de cuentos donde vemos a hombres y mujeres obligados a
traficar con la vida sin más recursos que su humanidad. Comienzos,
finales, virajes del destino# y de repente, cuando creíamos que el
relato llegaría a su obvia conclusión, Munro nos invita a dar otra
vuelta de tuerca que cambia el fluir de los acontecimientos y emociona
al lector, mostrando hasta qué punto esa vida cotidiana que tanto nos
cansa puede llegar a ser extraordinaria.
Cierran el volumen unas páginas que Munro dedica a su propia vida, unas
notas espléndidas donde lo personal se funde con la ficción, pues, en
palabras de la misma autora «la autobiografía vive en la forma, más que
en el contenido.»