Brillante apertura del Cuarteto de Alejandría, la celebérrima tetralogía
de Durrell. Asistimos aquí a la precisa belleza con que Darley, el
narrador, refiere la historia de su amor hacia la enigmática Justine.
Años 20. Darley es un profesor europeo que vive en Alejandría, ciudad
cosmopolita donde conviven personas de varias nacionalidades, razas y
religiones. Y donde se hablan varios idiomas. El protagonista narra en
primera persona su romance con Justine, la mujer de su amigo Nessim.
Ella es sensual, egocéntrica, torturada por sus problemas pasados y
presentes. Una mujer que vive una sexualidad libre y sin ataduras, un
personaje fascinante para los demás protagonistas de la novela y también
para el lector.
No es una novela de mucha acción, predomina la introspección y el por
qué de los actos y las motivaciones propios y ajenos.
Justine es la primera parte del Cuarteto de Alejandría, a la que siguen:
Balthazar, Mountolive y Clea. En estas novelas Lawrence Durrell trata de
aproximarse a los mismos hechos desde distintos puntos de vista. Así,
con cada libro, vamos descubriendo aspectos que no conocíamos en los
anteriores, versiones distintas de los mismos acontecimientos.