Esta apasionada defensa de la libertad es un desafío a las idolatrías paganas de ganancia y fuerza, con una increíble actualidad. Esta diatriba contra la "sociedad de las máquinas" es un grito futurista, para señalar una sociedad en la que es posible llevar una vida digna de seres humanos. El peligro no está en las máquinas, de lo contrario deberíamos hacer este sueño absurdo de destruirlas por la fuerza, a la manicura de los iconoclastas que, rompiendo las imágenes, se halagaron aniquilando también las creencias. El peligro no está en la multiplicación de máquinas, sino también en el número cada vez mayor de hombres, que desde su infancia, solo desean lo que las máquinas pueden proveer.