Los dieciocho relatos que componen Final del juego constituyen otros tantos experimentos en la pefección: en pocas páginas ellos solos se ponen las condiciones y ellos solos las cumplen. El ajuste interno hace que los relatos de Córtazar parezcan sencillos, mientras se leen. Pero luego, enseguida, descubrimos en nuestro interior una maraña de sensaciones nuevas, de ideas que nunca habíamos pensado, de instrucciones distintas para ver la realidad. Ha terminado el juego y la literatura nos deja frente a la vida, que acaba de cambiar.