Leszli Kálli cometió el delito de buscar trabajo. Sin conocerlo, le pidió al alcalde mayor de Bogotá, Gustavo Petro, empleo como periodista. Le dieron un contrato y empezó a trabajar. Al poco tiempo le ordenaron mantenerse a metros del alcalde; después la trasladaron a una dependencia lejana de la Alcaldía y finalmente le pidieron que se quedara en la casa sin hacer nada, pero devengando.
Ella había caído, sin saberlo, en las garras de la esposa del alcalde, Verónica Alcocer, que tiene prohibido que haya mujeres alrededor de su marido. La primera dama sufre de celos patológicos, tanto así que ha confesado sentir celos de sus propias hijas. Esos celos se convirtieron en abierta misoginia contra varias funcionarias.
